EL AURA HUMANA SEGUN KUTHUMI
MENSAJE ENTREGADO A MARK L. PROPHET Y ELIZABETH CLARE PROPHET
La trascripción es de Susannah
Yo
deseo que seáis como una flor -una rosa o un loto- que espera en los pantanos
de la vida para recibir las preciosas gotas de verdad que el Cielo ha preparado
para vosotros.
El imán que creáis dentro de vuestro corazón es el triángulo
ascendente. Y mientras más meditéis sobre el triángulo superpuesto a vuestro
corazón, más se va convirtiendo éste en la realidad de las dimensiones de la
Sagrada Trinidad en manifestación. Tan cierto como que el llamado obliga a la
respuesta, la presencia de este campo energético, de este triángulo, combinada
con las letras de la Llama Viva "YO SOY EL QUE YO SOY", va a atraer
el triángulo descendente de la conciencia hacia el corazón. Y esta fusión de
Creador y creación, a través de la intercesión del Yo
Crístico y de la Llama Crística, es el fundamento de nuestro ejercicio por
medio del cual el aura del hombre se convierte en el aura de Dios.
EL AURA O CAMPO MAGNÉTICO
La manifestación combinada de cuerpo,
alma y mente, crea, alrededor de la columna vertebral y de la médula oblongada,
emanaciones que algunos denominan aura humana y otros, campos magnéticos del cuerpo
humano.
Cada individuo en el que arde la
Llama de la Vida revela lo que es, precisamente en el campo energético de su
ser y en las emanaciones magnéticas que rodean su forma física, como si lo
pregonara a los cuatro vientos, todo lo que realmente es, todo lo que ha hecho
e incluso el prodigio de lo que será.
Dentro del hombre hay ya una
naturaleza creativa porque la calidad de la vida humana, fue previsto
originalmente por Dios Todopoderoso. Ya es hora de que los hombres comiencen a
examinarse como individuos con un potencial creativo que pueden usar para
influir en las auras de los demás, pero que, a su vez, los hace susceptibles a
la influencia de éstos, ya sea buena o mala. Los pensamientos de amor, alegría
y paz -pensamientos divinos, creados en los corazones de los santos y de las
huestes angelicales- nunca deberían evitarse, sino más bien incrementarse con
el campo magnético del aura. Los hombres pueden aprender los unos de los otros
y sus emanaciones áuricas pueden obtener beneficio del contacto con aquellos
cuyas auras están llenas de virtudes.
El angel de la Presencia
Cada individuo tiene un ángel que
representa la pureza del Dios infinito y que, por decreto divino, está asignado
a su corriente de vida desde la fundación misma del mundo. Este ángel no sólo
es capaz de leer los registros de la vida de todos los habitantes del planeta,
sino también de comunicarse directamente con el corazón de Dios para
"contemplar el rostro de mi Padre que está en el Cielo". Por lo
tanto, el propósito de Dios de revelarse al ángel de Su Presencia, vinculado a
cada uno de Sus hijos, se efectúa a través del Santo Yo Crístico, en perfecta
armonía con el Plan Divino.
Lleguen a ser lo bastante
impersonales en sus planteamientos, para atribuir "a uno de mis hermanos
pequeñitos" la calidad del Cristo viviente (por ejemplo a sus mascotas). A
los hombres no les es nada difícil creer que la Deidad en Su plenitud habitó en
el cuerpo de Jesús, pero sí les es difícil creer que habita también en ellos
mismos. Sin embargo, es lo que Dios ha hecho. Al conceder la Llama Crística,
depositó Su plenitud en cada hijo e hija.
El aura y las influencias externas
Para continuar con los estudios sobre el aura, examinaremos
ahora las influencias del mundo sobre la Mónada humana. El hombre es una
criatura de diseño sencillo; sin embargo, se torna complejo al exteriorizar ese
diseño. Cuando los hombres se ponen a pensar por primera vez sobre su
naturaleza, apenas se dan cuenta de las ramificaciones de la conciencia de cada
individuo. Las influencias y los
pensamientos del mundo y los sentimientos de la humanidad se transmiten
fácilmente, de forma consciente o inconsciente, de persona a persona; y, al
transmitir los pensamientos y los sentimientos, ni el que los emite,
ni el que los recibe tiene la menor garantía de que la estructura de su
propósito permanecerá intacta.
Si la luz que el hombre lleva y
transmite es indeseable, los que son fáciles víctimas de sus pensamientos y
sentimientos, o los que tienen una afinidad natural con él, pueden reflejar en
sus propios mundos los efectos de esos pensamientos y sentimientos. Así, hoy en
día, muchos son víctimas de los pensamientos de otros –incluso de pensamientos
provenientes de otras eras, los cuales prevalecen porque los hombres han puesto
su atención y sus energías en ellos.
Efectivamente, se puede decir
que el hombre ha dotado sus actos, malos o buenos, de una existencia
semi-permanente y que la conciencia del bien y del mal, asimilada por Adán y
Eva, sigue existiendo en el hombre actual, porque la ha perpetuado con su libre
albedrío. Empero, si retorna a la conciencia edénica de Dios, el hombre es capaz
de encontrar el Árbol de la Vida, que está en el centro de ella, de comer sus
frutos y vivir eternamente (esta es la conciencia esférica de la que habla
Sananda)
Dado que para el aura es tan
fácil absorber el vicio como la virtud, el individuo tiene que entender cómo
puede este proceso de transmisión de pensamientos y sentimientos ayudarle o
estorbarle en su ocupación diaria. Como la gente no se da cuenta en absoluto de
los efectos de la conciencia de las masas ni de la presión mental de vecinos y amigos, nosotros seguimos haciendo
hincapié en la importancia de usar la Llama Violeta Transmutadora y el Tubo de
Luz, para impedir eficazmente que en el aura penetren características
indeseables y evitar sus efectos sobre la mente y el ser.
Ahora bien, sin lugar a dudas,
ciertos problemas se manifiestan actualmente en el mundo tan sólo como
resultado del contacto que el individuo tiene con el campo áurico o energético
de la humanidad encarnada. Por lo tanto, se deben mostrar claramente métodos de
protección, que han de comprenderse según el nivel de cada cual.
Las huestes angelicales y los
Hermanos del Manto Dorado -que trabajan eficazmente con este conocimiento desde
un punto de vista totalmente constructivo- ansían ver el día en que toda la
humanidad comprenda cómo puede usar esta fuerza benéfica de su aura en forma
correcta y adecuada. Porque los hombres verán que el aura está destinada a ser
un reflejo de lo Bueno para todos los que se crucen en su camino y para el
mundo en general. Por lo tanto, es la voluntad de Dios que cada generación
trate de mejorar la calidad de la vida abundante en el planeta con todos los
medios disponibles que se ajusten a las enseñanzas y prácticas del Cristo.
La protección del aura
Hacer uso de su Tubo de Luz y de la Llama Violeta Transmutadora
como la máxima protección que se pueda tener contra las fuerzas manipuladoras y
para impedir
eficazmente que en el aura penetren características indeseables y evitar sus
efectos sobre la mente y el ser. Si todos supieran cómo utilizar el Tubo de Luz
y la Llama Violeta Consumidora, y creyeran en este método de
auto-transformación, estoy seguro de que el mundo sería otro.
Yo
deseo que seáis como una flor -una rosa o un loto- que espera en los pantanos
de la vida para recibir las preciosas gotas de verdad que el Cielo ha preparado
para vosotros. Si estáis dispuestos a esto, estoy convencido de que no
necesitaréis más pruebas de la realidad de vuestro ser, del reino que lleváis
dentro y que se está desplegando, ni de cómo podéis tomar posesión de él -tal
como Dios desea- en forma segura, sana y correcta.
Por lo tanto, el deleite de la Ley de Dios estará hoy en la boca
del hombre o de la mujer que pronuncie la Palabra viviente, invocando del
Corazón de Dios aquella magnificencia que ya es de por sí, y reclamando en la Palabra YO SOY, la
plenitud de la Divinidad incorporada en él, por ser coheredero de la Conciencia
Universal Crística.
La coloración del aura
En cuanto a los efectos que los
pensamientos y sentimientos tienen en el aura humana, mencionaremos brevemente
el tema de la coloración. A medida que la intensidad de las luces blanca y
violeta va aumentando en el aura -sobre todo los tonos pálidos y etéreos-, se
nota la amplificación de la percepción del hombre y un aumento de su espiritualidad.
Cuando la luz amarilla pálida -casi dorada- va inundando la mente, las
proyecciones mismas de la
inteligencia cósmica se manifiestan como rayos de luz conectados entre sí que
permiten que la mente del hombre entre en contacto con la Mente Universal de
Dios. Cuando en el aura se amplifica la belleza del color rosa pastel -fuego
vibrante de la copa de amor universal-, el hombre es capaz de derramar sobre el
mundo los pensamientos puros de amor divino. Como ya muchos saben, el color
violeta -que tiene la más alta vibración en el espectro- es transmutativo y
vigoroso. De regio linaje, el hombre que llena su aura de este color se inviste
de la invencibilidad del Rey de Reyes. Este regio color es el Fuego Cósmico del
Espíritu Santo que, cuando se mezcla con el Azul Celeste de la Voluntad de
Dios, se manifiesta como el Amor Divino en acción en esa Sagrada Voluntad. La
Luz Verde -eternamente nueva y abundante- carga el aura del hombre con el poder
de la curación y provisión universales. Sellarlo todo en la Voluntad de Dios es
beber del cáliz de dicha voluntad sagrada. En el azul eléctrico de los Maestros
Ascendidos el aura refleja pureza y poder. Las vibraciones de la ira muchas
veces se registran como ráfagas de color carmesí, del mismo modo que el negro
se ve en el aura como la opacidad, causada por pensamientos y sentimientos
negativos, de la luz de la Presencia que se descarga, generalmente en forma
natural, a través del ser del
hombre.
Recordad, amados míos, que el
tono del aura divina es una prolongación de Dios, tal como la forma de pensar y
sentir es la prolongación de la conciencia humana. Cuando la conciencia mortal
y su abuso de la luz interfieren en el aura en su estado natural y puro, se crean las coloraciones negativas
que son tanto vistas como sentidas por los hombres más sensibles. Los colores
puros del aura se enturbian cada vez que las emanaciones de los pensamientos y
sentimientos imperfectos se mezclan con los colores puros emitidos a través del
prisma del Cristo...
Con respecto a esto, quiero
decir que es posible aprender a discernir los pensamientos y sentimientos de
los mortales y a percibir lo que está pasando en su mundo. Pero debe tenerse en
cuenta la diferencia entre pasiones momentáneas, conscientemente deseadas, y
las tendencias emocionales profundamente arraigadas y perpetuadas. Cuán fácil
es, en el proceso de discernir qué hay en el aura, ver lo que no es inmaculado
en los sentimientos, pensamientos o actos de una persona, y no entender que tal
vez se trata sólo de un disturbio temporal y superficial. Tiempo después, si
esa persona no se cuida de anular tales disturbios, readiestrando la
mente y los sentimientos y
gobernando conscientemente el flujo de la energía, puede tener lugar una
penetración más profunda, debida a la cual la contaminación del aura alcanzará
niveles subconscientes, prolongando así el tiempo en el que el hombre se
entrega a estados negativos.
Todos los que desean amplificar
el inmaculado concepto divino de los demás deberían tener mucho cuidado de no
intensificar más bien -debido a sus percepciones incompletas- esas condiciones
negativas, que tal vez ni siquiera existen en aquellos a quienes quieren
ayudar, sino que tan sólo se manifiestan momentáneamente. Téngase en cuenta también
la cuestión de la proyección de los campos energéticos colectivos de energía
calificada negativamente que pueden convertirse en una pátina, o capa de sustancia que cubre
la vibración natural de los individuos. Si bien es totalmente ajena al campo
energético de los individuos, un observador descuidado o inexperto puede, en un
momento inadecuado, diagnosticar dicha capa de oscuridad como un afloramiento
de la base de su identidad.
Recordad siempre, amados
corazones, que los que caen en el pantano saldrán tal vez cubiertos de lodo,
porque las arenas movedizas de la vida, por su naturaleza misma, siempre tratan
de hundir al hombre. No obstante, éste puede liberarse -y se libera- de tales
condiciones, venciendo con la misma victoria gloriosa que hace que el loto
surja de entre los pantanos de la vida.
Quiero que se entienda, pues,
que con el simple acto de invocar la Luz de la Conciencia Crística el hombre
puede superar el desagradable color verde amarillento de la envidia y del
resentimiento, el amarillo lodoso del intelectualismo egoísta, los rojos
carmesí de la pasión, e incluso el violeta casi negro de la justificación
engreída.
La inocencia
Para ver a
los demás claramente, amados corazones, recordad que el hombre primero tiene
que percibir en sí mismo el hermoso cristal de la pureza cósmica. Luego,
sacando la viga de su propio ojo, puede ver claramente para quitar la paja del
ojo de su hermano. Al purificar vuestra percepción, podréis disfrutar de todo
el proceso de la contemplación del Cristo en vosotros mismos y en los demás, a
medida que, uno tras otro, los pequeños disturbios del aura se van aclarando
gracias a la manifestación natural de la belleza candorosa de la inocencia
cósmica.
¿Qué es la inocencia si no el
sentido interno? El poema de victoria que Dios escribe por conducto del hombre
está ya ahí como matriz y forma creativa, y espera que lo escriba en las
páginas de la vida. La densidad humana puede haber interferido en la
manifestación del Cristo en el hombre; sin embargo, la luz y el amor de la ley
le han de aportar la máxima purificación, haciendo posible que los hermosos
colores de la Conciencia Crística penetren en el aura. Los
rasgos del carácter y la realidad del alma que componen el ser interno de un
hombre o de una mujer. Los verdaderos buscadores han de interesarse pues, no
tanto por la belleza exterior de las apariencias, sino por la belleza interior
que produce esas manifestaciones en el aura humana que causan la admiración de
todo maestro ascendido porque son la cristalización del diseño divino.
Los Señores del karma
En el caso de los Maestros
Ascendidos y los Señores del Karma, es el puro
deleite lo que los motiva a dar su sello de aprobación a todo lo que refleje el
propósito divino en los que aspiran a representar a la Hermandad y a glorificar
a Dios en su cuerpo y en su espíritu. ¡Qué magnifico potencial existe para cada
hombre! Deseo que nuestros estudiantes mediten sobre la riqueza de la devoción
natural, radiante y consagrante que Dios ha depositado en el hombre. La oportunidad
de expresar la perfección del Espíritu Santo, cuando se entiende correctamente,
permite al hombre confeccionar el Traje de Bodas de su propio Ser
Crístico.
No juzgar
La maestría con la que el
verdadero adepto supera las condiciones exteriores, es necesariamente indicio
de un estado espiritual avanzado del individuo. Yo preferiría mucho que los
estudiantes consideraran el beneficio que obtendrían de contemplar lo bueno en
sí mismos y en los demás y de pugnar por lo bueno, como ha dicho mi bienamado
compañero El Morya. Porque es probable que el fruto del esfuerzo no siempre se
muestre en la superficie, ni siquiera en la superficie del aura; pero se
encuentra detrás, en el verdadero registro de vida de los logros del hombre.
Por ello Dios ha dicho: "No juzguéis para que no seáis juzgados".
Claro está que hay momentos en
que el hombre tiene que darse cuenta de que lo que ocurre en su mundo no es del
Cristo. Es entonces cuando tiene que ser capaz de desembarazarse de sus
problemas y de reconocer que ni estos ni las condiciones perjudiciales que lo
rodean corresponden a la naturaleza de Dios. Por lo tanto, el Señor no le pide
que prolongue sus problemas ni que se deje abrumar por lo que lo rodea. Debo
añadir aquí que, al alimentar la naturaleza divina, el hombre encontrará que el
aura se asemejará en forma muy natural a la Presencia en Su Radiante
Perfección. Éste es el patrón que aparece en los cielos de la Conciencia de
Dios y que puede aparecer en el cielo de la conciencia de todos los hombres,
porque brota del modelo de perfección que está en germen en el hombre, tal como
se manifiesta en la Presencia arriba.
Cuando Jesús dijo: “Yo y mi
Padre somos uno”, se refería a la armonía de la radiación divina de la
Presencia de Dios y el Cuerpo Causal o Yo Superior en la manifestación
exterior, la cual se convirtió en una con Dios al reunirse con la realidad. Por
eso, los rayos de colores que se habían concentrado en el "manto de muchos
colores" se convirtieron en el nimbo, halo o resplandor de la Conciencia
Crística que lo rodeaba: la túnica sin costuras que llevaba por ser Hijo de
Dios.
Volverse uno con Dios
El acceso lógico a la realidad
de Dios se encuentra en lo profundo del ser humano. El hombre es una verdadera
mina de belleza y perfección cuando regresa a la imagen divina -y no conozco
mejor forma de realizar el milagro de que la estrella del resplandor divino se
refleje en el aura humana que el volverse uno con Dios. Este obstáculo que
parece imposible de superar es la panacea que el hombre anhela, y que
encontrará si la busca con suficiente diligencia y no tiene miedo de sacrificar
su pequeño yo; porque todos los males humanos se curarán cuando se convierta en
lo Divino en manifestación. ¡Cuán maravilloso será cuando el hombre dirija sus
facultades de percepción a la contemplación de la realidad de Dios en sus
propios pensamientos y criterio!
La
conciencia
El hombre
piensa que es materia sólida. Vive dentro de una envoltura de carne y hueso
impregnada por su conciencia. La conciencia debe considerarse como el enlace
del hombre con su Origen, y la flexibilidad de aquélla como la mayor de las
ventajas del hombre; empero, cuando es usada incorrectamente, se convierte en
su máxima debilidad. Hoy en día, la conciencia de la humanidad se deja influir
tan fácilmente por actos triviales y bárbaros, que el magnífico designio
cósmico preparado por el Cielo al crear al hombre raras veces se reconoce, ni
siquiera escasamente. El hombre se enreda con facilidad en manifestaciones
triviales del reino de lo terrenal; y sus enseñanzas, por su naturaleza, le
hacen creer que los objetivos divinos y los actos de los maestros ascendidos no
serán de su agrado.
La influencia de la conciencia en el aura
Ya es
tiempo de que los hombres conciban el efecto que su conciencia y sus
pensamientos tienen en el aura humana. Y hasta diré que incluso sus opiniones
influyen fuertemente en ellos, para bien o para mal.
Me interesa
hacer hincapié en que de la grandiosa Aura del Ser Crístico, bullente de luz,
irradia una cualidad que es ya divina desde su emanación y que aporta curación,
nobleza, honor y fortaleza cósmica a todos los que entran en contacto con ella.
El aura y los rayos cósmicos de Dios
El aura del
hombre es, en efecto, literalmente, una emisora de las energías de Dios y sus
rayos cósmicos. Las energías de luz y los pensamientos mismos de Dios y de los
Maestros Ascendidos se combinan con los buenos pensamientos que surgen del
plano mismo de la vida del individuo y luego se proyectan o se emiten al mundo
de las formas, en todas direcciones.
La energía
debe ser dirigida como el día perfecto que cae del Cielo y penetra en la vida
de todos a los que toca. Dejad que cielos azules esplendorosos y gotas doradas
de luz de sol fluyan copiosamente y atraviesen el follaje de la conciencia
humana, para que se multipliquen el verdor, la belleza y el color del día de
perfección en el pensamiento de todos los hombres.
Probad el camino de Dios, el camino de la
perfección; porque tal como la Conciencia Crística es la
mediadora entre Dios y el hombre, éste puede también convertirse en mediador junto con el Cristo: y, envista de que hace lo que quiere con las energías que Dios le
da, controla -en un sentido relativo dentro del mundo de la forma- una porción de la energía divina dada a todo el planeta. Cuando se dé cuenta de esto, los cimientos de
su vida entera pueden cambiar, si él así lo desea. Cito este
pensamiento que procede directamente de
una conversación que tuve con el
bienamado Morya; confío en que los estudiantes
lo tomarán a pecho.
¡Qué maravillosa oportunidad os
espera como regalo de Dios cuando empleéis correctamente Su energía! ¡Uf,
podéis literalmente moldearos y moldear el mundo entero según la imagen divina!
El potencial de bondades que yacen en el seno del hombre es en verdad prodigioso;
y, a medida que éste vaya aprendiendo cómo ampliar y custodiar adecuadamente
sus emanaciones áuricas, se irá dando cuenta cada vez más de este potencial.
Ser una manifestación de Dios
Nosotros haremos lo que esté de
nuestra parte para dar a conocer el maravilloso reino de los cielos a todos los
que podamos. En el nombre de Dios, ¿estáis dispuestos a ayudarnos a
extendernos, como Sus pies y Sus manos, a iros convirtiendo amorosamente cada
vez más en manifestaciones de la gracia de Dios? La nube del aura refulge, la
nube del aura crece; la belleza del reino celestial se solidifica en el hombre
a medida que va adquiriendo una mayor comprensión de su propia naturaleza real.
El sendero que conduce a las
estrellas se encuentra en el hilo de luz anclado en el corazón, desde el cual
se expande naturalmente el patrón áurico individual.
Trabajar con el Padre Creador y con Dios Padre
Todo el esfuerzo de Jesús estaba dirigido a demostrar lo que el
hombre puede hacer y lo que el hombre puede ser cuando se une con la Llama
Divina. Y yo os digo hoy que esto significa ser, existir, entender que sois un
rayo de luz intensa que llega desde el Sol Central al mundo de la forma. Esta
es la clave de la maestría creativa.
Es necesario que comprendáis que
podéis aportar nuevamente magnificencia y devoción a la causa de vuestra propia e inmaculada libertad,
y que ésta puede ser un río cristalino que fluye desde el trono de Dios, a
través de vuestra aura -que habéis consagrado como recipiente del Espíritu
Santo-, hasta el mundo de los hombres. Entended que, dondequiera que vais, os
acompaña la oportunidad de hacer brillar vuestra Luz -vuestra aura- y que,
porque sois, porque tenéis
ser y sois ser, podéis empuñar la onda de iluminada fortuna y lanzar al mundo,
casi con delirante abandono, vuestra copa de júbilo que se derrama por el
simple hecho de que sois una manifestación de Dios. Debéis ampliar la
comprensión de la magnificencia del flujo: el flujo de los pequeños electrones
en su estado puro y ardiente que a veces parecen bailar en abandono total y
otras marchar como soldaditos en formación exacta que ora se dispersan
adoptando formas que al principio pueden parecer erráticas, ora se reagrupan en
intrincados diseños geométricos.
Jesús dijo: “Yo no puedo hacer
nada por mi cuenta, sino el Padre que mora en mí es el que realiza las obras.
Entiéndase que los fuegos internos que se avivan en el Fuego del Espíritu Santo
en vuestro seno pueden expandirse por vuestro propio deseo de ser la voluntad
de Dios en acción. Entiéndase que estos fuegos actuarán como un imán divino
para aumentar el flujo de perfección hacia vuestra aura y, de ahí, hacia el
mundo. Compréndase que, por lo tanto, hay que ser cada día más entusiastas en
la expansión cotidiana de vuestra luz a través de las meditaciones sobre el
Espíritu Santo. Es nuestro deseo enseñar a los hombres que no es necesario que
el aura humana sea nunca un mar lodoso, sino que puede siempre ser un mirar eterno en las corrientes de la
perfección inmortal de donde surge el ser de cada hombre y mujer.
Las corrientes solares
No os dejéis engañar. La luz
está ahí para ser contemplada. La luz está ahí para que os convirtáis en ella.
¡Reclamadla! ¡Identificaos con ella! Y sin hacer caso de que los hombres se
burlen de su sencillez o no, no desistáis en vuestros esfuerzos candorosos de
alcanzar la madurez en Dios. Algún día el Divino Hijo Varón llegará a vosotros
y podréis contemplar y ser el Aura del Cristo Viviente. Seguirlo en la
regeneración significa seguirlo en las corrientes solares de la luz que fue, es
y siempre será.
La redención del mundo
Estamos esperando la redención
del mundo y en nuestra Hermandad necesitamos hombres que, aunque hayan caído
por error, puedan simplemente tener confianza y poner sus manos en las nuestras
como si fueran las manos de Dios. El Cielo necesita en la Tierra hombres que
puedan hacer las Obras de Dios. Para que un planeta cumpla su destino, debe contar con quienes puedan
trabajar en la luz infalible de Dios, invulnerables a las fuerzas del anticristo
que, si pudieran, derrumbarían toda noble empresa de los hijos e hijas de Dios,
a los que de vez en cuando atacan y seguirán atacando maliciosamente valiéndose
de métodos psíquicos; con ello, las vestiduras de sus auras resultan a veces
penetradas e incluso rasgadas, a no ser que sean fortificadas espiritualmente.
No obstante, cuando esta bendita aura se intensifica y solidifica debidamente
con luz, se convierte en el escudo de Dios contra la intrusión de toda energía
negativa, que repele automática y maravillosamente las saetas enviadas desde
los reinos de la oscuridad, tratando de penetrar en la paz de Dios que reside
en el interior, y por ende destruyéndola.
Permítaseme traer a la memoria
de todos la envoltura natural de invulnerabilidad que sirve para proteger a
todo hombre de esas saetas de insultante fortuna, que vuelan tan libremente
entre los hombres por la atmósfera del planeta. Sin embargo, valiéndose de
medidas extraordinarias, las fuerzas de la oscuridad con frecuencia logran
causar toda clase de disputas entre los hombres, y por esa falta de armonía
pierden momentáneamente su protección. Con este juego atrapan a los hombres
desprevenidos y los atacan luego de nuevo con tal saña
que, por temor, los obligan a abrir su mundo a las energías discordantes, y
esto hace que sus prendas se desgarren.
Ahora quisiera decir llanamente
que aparte de la fortaleza espiritual se requieren asimismo reservas
espirituales, que casi podrían considerarse como baterías de reserva de energía
cósmica. La acumulación de la luz de Dios dentro del aura a través de la
comunión con el Señor de los ejércitos y mediante invocaciones y oraciones, más
el hecho de mantener la conciencia en estrecho contacto con los ángeles, con
los minúsculos constructores de la forma que actúan bajo dirección divina, y
con todos los que son amigos de la luz, crea una alianza con las fuerzas del
Cielo. A través del contacto con el aura de cada devoto, estos auténticos
poderes de luz pueden, entonces, precipitar las fortificaciones espirituales necesarias
que le darán una protección extraordinaria en momentos de necesidad.
Entienda cada estudiante que
cuenta con una protección triple: primero, por la gracia de Dios goza de una
inmunidad natural del alma que no debe perder por ira o por argucias psíquicas;
luego, tiene la ayuda de las huestes angelicales y de los seres cósmicos con
los que se ha unido y ha unido a su campo energético, con sus invocaciones y
sus oraciones; y finalmente, y no menos importante, tiene la oportunidad de
pedir a su propia Presencia que continúe el amparo divino, intensificando el
Tubo de Luz, que también constituirá en su aura las necesarias capas
energéticas de defensa que crean un concepto protector impenetrable.
El escudo de Dios
¿Queréis
entender, junto conmigo, la necesidad de ser el escudo de Dios, de permanecer
imperturbables sean cuales fueren las condiciones o dificultades a las que haya
que hacer frente? Porque es el poder del Cielo el que vive dentro de vosotros
para fortalecer la luz que emana de vuestro ser, tanto de dentro para afuera
como de fuera para adentro. Vosotros podéis recibir, por fuera y por dentro, de
la luz fortalecedora que hace que el hombre se dé realmente cuenta de que puede
ser, tanto en su aura como en el puro ser de sus seres, un escudo de Dios,
impenetrable, indómito y victorioso.
Las huestes angelicales
Por su incredulidad, el hombre
no ha podido darse cuenta de la magnífica protección que el aura humana puede
recibir de las huestes angelicales. Debido a su falta de reconocimiento y de
sintonía, se ha permitido pasar por muchas experiencias desgarradoras que
podían haberse evitado con una simple llamada de auxilio a estos seres, a los
que Dios ordenó desde la fundación del mundo que se convirtieran en sus raudos
mensajeros de amor, sabiduría y poder.
¿Habéis pensado alguna vez en el
amor, la sabiduría y el poder que comunican los ángeles? Me permito sugerir que
lo hagáis hoy. Porque sobre el recorrido de vuestros pensamientos y su
prolongación hacia los planos espirituales, sobre la trayectoria tan veloz y
tan frecuentada del aire, estas infinitas criaturas del corazón de Dios, que en
Su Nombre y con Su Poder prestan tan glorioso servicio, vuelan en las puntas de
las alas de la Luz, cumpliendo Sus mandatos y respondiendo a vuestros llamados.¿No queréis, entonces, comenzar
hoy mismo el proceso de iniciar o de intensificar vuestro contacto con las
huestes angelicales, con el fin de fortalecer vuestra aura con lo que viene a
ser la sustancia misma del halo exterior de la llama de la propia realidad de
Dios, dirigida a los fuegos áuricos de las huestes angelicales y brillando
dentro de ellos? ¡Cuánto se complacen en recibir la invitación de los mortales
que desean alinearse a los propósitos de Dios! Y, ¿sabéis?, estos seres
poderosos no pueden fallar en su misión cuando una llama de la luz en
encarnación, un hijo de Dios, los invita a venir y dar auxilio.
Una vez que
los hombres entiendan este hecho –que las huestes angelicales responderán a sus
llamados-, una vez que comprendan que estos emisarios del Cielo están obligados
por ley cósmica a responder a sus súplicas y a enviar ayuda allí donde sea
necesario, se darán cuenta también de que incluso Cristo aprovechó la
ministración de los ángeles a lo largo de su vida. Las huestes angelicales son
el ejército de Dios, el poder, el servicio, la perfección y la fuerza de Dios,
que fluyen desde el reino de la inmortalidad a su inmediata manifestación en la
región de los mortales y establecen el contacto necesario entre Dios y el
hombre. El desdén que la humanidad ignorante manifiesta por las huestes
angelicales ha sido la causa de que muchos caigan bajo las influencias
negativas de las fuerzas de la oscuridad, que flotan en la atmósfera buscando
destruir la paz, el poder y la pureza de los hombres.
Cuan trágico es que algunos
hombres, henchidos de orgullo humano, quieran hablar sólo con Dios
directamente, e ignoren así a los que Dios ha enviado, incluso a los Maestros
Ascendidos y a los hijos e hijas de Dios en la Tierra, a los que se ha dado la
ordenación especial de transmitir el mensaje de la verdad a la humanidad.
Vocación de
gran magnitud es salir con Su poder y en Su nombre. Que nuestra protección acompañe
a los Hermanos del Manto Dorado que prestan servicio en planos no ascendidos,
que, en el dulce nombre de la sabiduría, desean enseñar a los hombres la verdad
de los siglos, gracias a lo cual recibirán en sus auras el canto celestial que
es la gloria de Dios en las alturas y la paz Dios en la Tierra a todos los
hombres de buena voluntad. El mensaje de los ángeles que retumbó por las
llanuras de Belén cuando Cristo nació lo escuchan desde entonces los pocos que,
en cada siglo, han estado en comunión con los ángeles ministradores; sin
embargo, la luz de los ángeles es para todos.
¿Cómo fue posible que
olvidáramos tan negligentemente, como ha hecho la humanidad, el servicio y la
devoción de los ángeles, enviados desde una octava de poder y belleza que penetra
en la vuestra? ¿No deseáis, pues, tomar en consideración a los ángeles benditos
–no sólo a los poderosos arcángeles, sino también a los querubines y serafines-
en los próximos días y a lo largo de toda vuestra vida? Porque muchos quisieran
comunicarse con los grandes arcángeles, como los bienamados Miguel, Chamuel y
Uriel, y no se dan cuenta de que aun ellos, con su gran caudal divino, tienen
sus propios ayudantes que, en cumplimiento de su noviciado y de sus propias
aspiraciones de ascender en la jerarquía angelical, están dispuestos a hacer
cualquier favor divino en beneficio de los hijos de Dios en la Tierra cuando
ellos se lo piden. Todos deben entender, pues, la necesidad de hacer la
petición. Porque el Cielo no entra en el mundo del hombre sin ser invitado, y
hasta el angelito más pequeño de todo el Cielo acoge el amor y la invitación de
los hombres a ser útiles.
El amor divino
Vosotros le pertenecéis a Dios.
Vuestra aura, el vestido que Dios os dio, fue diseñada para intensificar Su
amor. No la desgarréis; no la abráis por la fuerza con descuido; mantenedla
ceñida a vuestro alrededor como una mantilla de amor y luz. Porque algún día,
como el patito feo que se convirtió en cisne, el aura se convertirá en el Traje
de Bodas del Señor -luz blanca acerada, reforzada por el resplandor divino que
nadie puede tocar-, que literalmente transforma el ser exterior del hombre en
la Perfección de la Presencia, que se conserva eternamente intacta, cuya luz se
expande y resplandece a medida que va creciendo con los fuegos del hogar y del
amor divino.
Vuestra aura es vuestra luz
Cuántos hombres han entendido
mal lo que es el aura y lo que puede hacer! El aura es la suma total de la
emanación de la vida individual, en estado tanto puro como impuro. Con
frecuencia, ocultando bondadosamente a la vista de la gente el lado oscuro de
la naturaleza humana, el aura proyecta a los hombres su más bella apariencia,
de la blancura de la madreperla, como si atendiera a las palabras de Dios que
vienen desde la antigüedad: "Aunque vuestros pecados fueren como la grana,
como la nieve serán emblanquecidos".
Hay
ocasiones en que el aura momentáneamente se invierte de dentro para afuera y
pone en el primer plano el aspecto más feo de la naturaleza humana, el cual
verán quienes son bastante sensibles para percibir el aura humana. Este
pregonar a los cuatro vientos, los errores de un hombre no es siempre
deplorable; porque cuando el oro se refina en el fuego del propósito, muchas
veces la escoria sube a la superficie para ser desechada. Por lo tanto, cuando
de vez en vez alguna influencia negativa aparece en vosotros o en otros, no la
consideréis como una plaga permanente, sino como una espina que podéis quitar y
eliminar del mundo de las apariencias. El hecho de que lo que estaba dentro
haya salido a la superficie es un ejemplo del principio de redención; y,
debidamente entendida, esta depuración puede significar el fortalecimiento de
vuestra aura y de vuestra vida.
Dejar ir lo negativo hacia el
Infinito
Como parte integrante del
proceso de borrar en la corriente del tiempo y del espacio, amados corazones,
Dios, en Su gran sabiduría, frecuentemente hace uso de esta exposición a la
vista del público o a la de vosotros como medio para ayudaros a deshaceros de
una situación indeseable. ¿Ya habíais pensado en esto antes? ¡Qué lástima si
no! Suprimir el mal o empujarlo hacia el fondo, ocultándolo como si con ello os
fuerais a deshacer de él, no surte efecto realmente; porque todas las cosas
deberían entregarse a Dios para ser juzgadas -gustosa, alegre y
espontáneamente.
Evitar la culpa y los sentimientos negativos como la duda y el
miedo
Los hombres no deberían seguir sintiéndose agobiados por el
sentimiento interno de culpa o de insatisfacción que la supresión de la verdad
a menudo trae consigo. Porque el expurgar el aura humana de estas condiciones
indeseables no tiene que ser un proceso largo. El solo reconocer, humilde y
candorosamente, que habéis cometido un error y el intento sincero de corregirlo
harán mucho por la purificación de vuestra aura. Dios no le echa en cara, iracundo, al
hombre lo que éste ya se ha infligido a sí mismo al hacer mal uso del libre
albedrío; porque el hombre se impone su propio castigo al negarse acceso a la
gracia de Dios por infringir la ley. Por eso, las dulces gotas de misericordia
y de bondad divinas se ofrecen al hombre como agentes depurados de su propia
censura. Son frescas y refrescantes, como la lluvia celestial que a nadie se
niega.
Llenad, pues, vuestra conciencia
de deleite divino y observad cómo la purificación del aura alegra a los
ángeles. ¿No habéis leído nunca las palabras del Maestro: "Habrá más
alegría en el Cielo por un solo pecador arrepentido que por noventa y nueve justos que no necesitan
arrepentirse" ¡Oh, qué mundo más maravilloso se manifestará a la humanidad
cuando el poder de Dios pase, literalmente, por el corazón y el ser del hombre
sin impedimentos, inundando el planeta de luz!Sin embargo, los hombres deben
entender que, hasta que no se hayan preparado para el gran banquete de bodas al
cual han sido invitados, no podrán saber bien qué significa el progreso de la
vida; porque el tinte oscuro del dolor y de la degradación del hombre afecta
tanto a la conciencia que el hombre difícilmente puede reconocer al prometido
en su Yo Divino. Es una pena que el hombre, celestial por naturaleza, por el
mal uso del libre albedrío haya disminuido la frecuencia vibratoria natural de
sus átomos, dada por Dios, a un punto tan bajo que incluso el templo de su
cuerpo tiene que quebrarse una y otra vez con el fin de detener los ciclos del
sentido del pecado. Cuando el recipiente de barro se quiebra, el hombre recibe
la oportunidad de entrever la realidad, cosa que nunca haría -a no ser que
hubiera alcanzado el autodominio- si su vida continuara por tiempo indefinido
en un solo cuerpo físico.
¡Cuán profundas y hermosas son
las mercedes de Dios! Con cuánta solicitud ha provisto al hombre del don del
libre albedrío, para que al hacer las elecciones correctas pueda encontrar su
camino al trono de la gracia y recibir ahí la confirmación de su propia
soberanía, conferida por Dios: "Tú eres mi Hijo; hoy yo te he engendrado”.
Quiero dar a cada estudiante la
comprensión de que, así como existe la llama de Dios en el aura de un
individuo, de igual forma existe la llama de Dios en el aura del planeta. Todo
acto de fe que se lleva a cabo se suma a la acción del fuego sagrado sobre el
planeta, tal como todo acto de profanación derrumba las grandes fortificaciones
cósmicas, construidas tan tierna y cuidadosamente por manos angelicales que se
unen a los hombres y a los maestros en el servicio a la vida. Que todos
entiendan lo que significa la construcción del templo cósmico dentro del microcosmos
y del Macrocosmos. El templo cósmico del aura es un edificio permanente del
Fuego Sagrado. El templo cósmico del mundo se compone de muchas auras dedicadas
al Espíritu del Señor que mora en ellas. Los pensamientos y sentimientos
iluminados ayudarán a los individuos y a la humanidad, que luchan juntos como
si fueran uno, a arrojar a la pila de los desechos los pensamientos,
sentimientos y acciones que no sean dignos de formar parte de la
superestructura del templo del ser.
¡Sed selectivos! ¡Sed perfectos en todos vuestros actos! Porque
hay alguien que está asignado para vigilar y esperar con vosotros hasta que
llegue el momento en que podáis vigilar y esperar con otros. Tal como el
sistema de compañerismo se usa entre los soldados en el campo de batalla, o
entre policías que cuidan de la tranquilidad en las grandes ciudades, así
también existen seres cósmicos, ángeles de la guarda y encantadores espíritus
de la naturaleza provenientes del corazón de Dios que os cuidan para mantener
vuestro sendero tranquilo y seguro, impasible a los actos de
los mortales. Porque la inmortalidad consumirá la mortalidad tal como la muerte
es consumida por la victoria, y la luz prevalecerá en el planeta.
El fortalecimiento del aura
Las prendas de Dios son las más
trascendentales que el hombre pueda jamás lucir. Representan el grado más alto
de la vida, el desarrollo no sólo de la naturaleza amorosa y de la sabiduría de
Dios, sino también del elemento de poder. Este último lo buscan muchos sin
estar dispuestos primero a hacer los preparativos necesarios para purificar el
amor y la sabiduría sagrada que se manifiestan en el alma.
Debido a que lo grande y lo
trivial están entremezclados en la conciencia humana, el hombre anula
eternamente la manifestación de la verdadera trascendencia espiritual. Empeñarse
en las distracciones del mundo y amar sus cosas, dejándose consumir por ellas,
privan al hombre de la magnífica ocupación de buscar la unidad con Dios,
vocación cósmica de realidad permanente (lo más importante para ustedes es su
trabajo espiritual)
El Cristo Cósmico
Puede que haya un tiempo para
plantar, para regar, para amar y para morir; sin embargo, lo que a nosotros nos
interesa es la vida abundante, que en ninguna parte es más abundante que en la
cascada magnética del poder del Cristo Cósmico que se derrama sobre el
individuo desde el corazón de su propia identidad divina, cuando fija su
atención en la Presencia y comprende que allí se encuentra su vida verdadera,
eterna, inmortal y permanente. Mientras se encuentre en el círculo limitado de
su propia individualidad, cual planta en maceta, permanecerá atado a sus
confines; pero una vez que permite que el poder y el apremio del fulgor divino
desciendan desde el corazón de su Presencia Divina, se convierte al fin en
recipiente de la vida inmortal con toda su abundancia y su alcance ilimitado.
La ilusión del yo tiene que
seguir siendo una ilusión hasta que el yo se haya rendido; por lo tanto, los
hombres que estén listos y dispuestos a librarse de las cadenas de una
existencia egocéntrica y a entregarse a la infinita capacidad del Yo Divino
tienen que rendirse incondicionalmente al Ser Divino. En ese momento no queda
ya ningún sentimiento de pérdida, sino sólo de ganancia, que el alma
percibe como excelencia cósmica a medida que aumenta su capacidad de
desarrollar en el aura la conciencia de la penetración absoluta de lo Absoluto.
Físicamente, los átomos mismos del hombre se empapan en una cascada de la
intensidad de las olas cósmicas: el beber del elíxir de la vida, la poción
mágica con la que un hombre se transforma. En un momento, en un abrir y cerrar
de ojos, resuena la trompeta del ser verdadero. Este es Dios, y no
hay como Él.
La mente carnal no puede seguir
dirigiendo los asuntos de una persona así. Ha nacido un
Cristo, una nova en el horizonte, uno que está deseoso de seguir las huellas de
la regeneración cósmica. Así, la pureza y el poder de la Presencia dan una
nueva nota, y lo viejo se acaba en verdad y todas las cosas se vuelven nuevas.
Cuán bello es el contacto con la
jerarquía, con la mano de los hermanos de la luz cuyos vestidos son prendas de
luz, cuya conciencia, que refleja la anticipación del progreso espiritual, se
sintoniza gozosamente con los deleites divinos que eliminan de la mente humana
el sentido de lo comparable o de lo incomparable. El mundo de lías
comparaciones mengua; el mundo de Dios aparece. El aura se empapa en él, y
ningún sacrificio es demasiado grande, ninguna migaja demasiado pequeña para
ser ignorada, ninguna comprensión demasiado significativa como para no
encontrar su propio patrón integral de utilidad. Así, el campo del aura humana
se pierde en un mar de luz, en el aura de Dios, más grande; las ventanas del
Cielo se abren hacia el mundo del individuo, y las lluvias de energía lumínica
resuenan como un coro angelical que canta sobre el fuego por los siglos de los
siglos.
**El hombre, al sentir el aura
humana como una estrella, alcanza su victoria ya que ve el Universo inundado de
astros de diferente intensidad. En comparación, su propia luz áurica brilla con
mayor fuerza, porque los fuegos de la competencia atizan la llama de la
aspiración. Pero de inmediato, porque el incomparable misterio de su ser
exquisito se revela finalmente, se queda perplejo al darse cuenta de que no
está compitiendo con nadie.
Los cuestionamientos y las dudas
sobre la finalidad de la vida ya no ocupan más su mente, porque todas las
respuestas nacen en el rito del devenir. La fascinación de la verdad lo
envuelve y se va apartando de los viejos conceptos familiares que han sofocado
el ardor de la esperanza perpetua en su alma. Está interesado ahora en que los
demás también participen de esta gran fuente energética de la
realidad que fluye desde arriba. Nada puede llevarse a cabo con su
consentimiento que no esté de acuerdo con la voluntad de Dios, porque la
voluntad de Dios y la voluntad del hombre ya son una.
Cuando cada hombre acceda a esta
victoria, la lucha disminuirá y luego no será más; porque la fe en la
paternidad de Dios reconcilia a los hombres, a través del Cristo, con el
manantial de su eterno propósito. La luminosidad de una nueva esperanza, que
inunda a todos, otorga dirección a la expansión de la luz áurica. El campo
energético se magnifica; y, en
su magnificación, la estrella del hombre que se ha vuelto uno con Dios brilla
en los planos del ser puro y los ángeles se regocijan. Ha nacido una nueva vida, cuya
esperanza de vida será eterna; porque, en la perpetuidad de los ciclos, el aura
-como una esfera brillante de fuego blanco, un resplandor estival del fruto del
propósito- continúa magnificándose con todo lo que hace. Dios es glorificado en
la corriente áurica.